Isla de Pascua se pone al frente de la guerra contra el plástico en el mar
Las playas de la isla chilena reciben hasta 50 veces más microplásticos que las costas del continente por las corrientes marinas. El alcalde convocará a los territorios de la Polinesia a una alianza contra la contaminación.
Las gruesas cuerdas de nylon que se desprenden de barcos pesqueros industriales, bandejas contendoras de pescado, neumáticos, restos de redes, pallets, botellas, boyas, tapas de envases, además de miles de pequeños trozos de plásticos de distintos colores, contrastan -y abruman- con el bello paisaje de las costas de Isla de Pascua, la ínsula más remota del planeta y famosa en el mundo por sus enigmáticas e inmensas esculturas de piedra volcánica, los moáis.
Por la ubicación de Rapa Nui (el nombre local de la isla chilena), en el Giro del Pacífico Sur, un remolino o una gran corriente circular hace que se acumulan grandes cantidades de basura, conocidas como islas de plásticos, que son transportadas hasta a sus costas desde distintas partes del mundo, principalmente de Chile y Perú. Pero también, por las inscripciones que tienen todavía algunos trozos de bandejas contenedoras, se han encontrado objetos que vienen en barcos desde China, Japón y Francia, entre otros países, cuenta Uko Tongariki Tuki, director de Turismo de Rapa Nui.
Las cifras de contaminación son una alerta más que roja para una isla de casi 8.000 habitantes y que posee el Área Marino Costera de Múltiples Usos más grande de América Latina, que constituye una de las principales fuentes del alimento local. Según datos del municipio, que lidera el alcalde Pedro Edmunds Paoa, sus playas reciben hasta 50 veces más microplástico que las costas del continente, y en las aguas que la rodean hay más de un millón de microplásticos por kilómetro cuadrado.
Al microplástico se suma la macrobasura, que en un 80% proviene de la pesca industrial tanto de Chile continental como de países cercanos. Y, según investigaciones realizadas por del biólogo marino y académico de la Universidad Católica del Norte de Chile, Martin Thiel, unos 12.000 objetos llegan a diario a las costas de Isla de Pascua, lo que, extrapolado a un año, equivale a 4,4 millones de objetos.
“Rapa Nui está expuesta directamente a las dos grandes masas de plástico flotante que provienen principalmente de la pesca industrial de Chile y Perú y tardan entre 1.8 y 2.8 años en llegar a la costa. Por efecto de las corrientes marinas, estos plásticos se van fragmentando en el tiempo, transformándose en microplásticos que afectan las costas y que ponen riesgo la biodiversidad local”, señala el Informe Local Rapa Nui-Agenda 2030, que el alcalde presentó en julio pasado en su exposición en el High Level Political Forum, en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York.
Es una instancia en la que Pedro Edmunds Paoa hizo un llamado frontal a crear una alianza estratégica e iniciar una batalla contra los desechos. “En abril del próximo año vamos a convocar a todas las islas de la Polinesia, a sus líderes y lideresas, para saber cuál la realidad que están viviendo y hacer acá, en Rapa Nui, un pronunciamiento que le diga al mundo de que es tiempo de parar”, señala el alcalde a EL PAÍS. “La idea es dialogar sobre la problemática del macroplástico y, a partir de esa conversación, sacar un acuerdo común. Y ese acuerdo común debe llamar la atención de los países ribereños, tanto de América como de Asia”.
Desde la playa Anakena, de arenas blancas, palmeras y a pocos metros de un imponente moái de roca, el alcalde, nacido en Rapa Nui, se lamenta: “Si en mi niñez recibíamos restos de corales muertos por las explosiones atómicas que hacían en Muroroa, ahora nos llegan los microplásticos. Son ínfimos, casi invisibles, pero muy perjudiciales”.
Tan perjudiciales que Matías Portflitt, biólogo marino y encargado de divulgación científica del Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánica (ESMOI) de la Universidad Católica del Norte, explica que el plástico también ha sido encontrado en los estómagos de peces, como ature, nanue, en peces voladores y en atunes. “Algo interesante es que algunos de estos peces habían ingerido preferentemente plásticos de tonos azules, de tamaño y forma similares a sus pequeñas presas. Otros también han ingerido peces que ya tienen plástico en sus estómagos, es decir, son transferidos al pez por su presa”.
Viernes de limpieza costera
Aunque hace más de dos décadas que en la isla se recolectan y reciclan los desechos, fue durante la pandemia cuando Rapa Nui se mantuvo cerrada por 872 días -reabrió en agosto de 2022- que el municipio inició la tarea sistemática de limpieza de las costas. Así, cada viernes por la mañana, bajo el sol y con una agradable brisa marina, un grupo de funcionarios acompañados por personal de la Armada chilena recorre las playas premunido de sacos que, lamentablemente, se llenan con la basura que llega hasta su territorio. Es en los roqueríos donde se encuentran trozos de objetos de mayor tamaño, mientras que en la arena basta escarbar un poco para que aparezcan los microplásticos.
En medio de los trabajos, esta vez en las rocas, mientras recorre desde el sector de Apina hasta la caleta Hana Piko de la isla, Uko Tongariki Tuki cuenta que desde que empezaron el programa, en plena pandemia en 2020, lograron recolectar 11 toneladas de plástico y microplástico. “Y en 2023 a la fecha llevamos 1.084 kilos”, dice. La basura que ha sido recogida es separada y trasladada al Centro de Valorización y Educación para el Reciclaje Orito, en Hanga Roa, el sector urbano de la isla. En ese lugar de amplios galpones, que dirige Alejandra Tuki, es donde, además, se reciclan las latas de aluminio, botellas y los plásticos que son recolectados. Tras la limpieza y una cuarentena, los cientos de fardos comprimidos con desechos son enviados vía aérea a Santiago, la capital de Chile, para ser reciclados.
Es la línea área Latam la única que opera en la isla y que este mes reanudó sus vuelos en forma diaria, la que transporta desde Rapa Nui al continente chileno 3.500 kilos de residuos a la semana. La ampliación de un convenio suscrito el 8 de septiembre con el gerente general de Latam Airlines, Roberto Alvo, permitirá que las 150 toneladas de desechos al año que se transportan actualmente se dupliquen a 300 anuales. Para hacerse una idea de la cantidad de desechos que son evacuados, además de las latas, botellas y cartones provenientes del consumo de los habitantes de la isla, solo en los últimos cuatro meses se recolectó más de una tonelada de residuos: 490 kilos de neumáticos, 267,75 kilos de plásticos, 217,7 kilos de cuerdas, 50 kilos de madera y 51, 7 de basura común.
Fuente: El Pais Chile